miércoles, 27 de agosto de 2008

"No way. No how. No McCain".

Ayer, 26 de agosto de 2008, la senadora Hillary Clinton dio un maravilloso discurso en la Convención del Partido Demócrata que se celebra en Denver, Colorado. El auditorio estaba repleto de personas aplaudiendo de pie a la oradora estrella de la noche. La senadora Clinton varias veces trató de iniciar su discurso, pero la ovación era tal que se le imposibilitaba gesticular palabra alguna, solo acertaba a decir: “Thank you”. Su más que famoso esposo, el expresidente Bill Clinton, desde su asiento veía hacia el escenario con ojos llorosos visiblemente conmovido por el ambiente generado por la aparición en escena de su esposa.

El mensaje central era: ¡No McCain!; ¡No cuatro años más de administración republicana!. Pero lo que me pareció el punto clímax de su discurso fue cuando dijo: “Quiero que se pregunten a ustedes mismos: ¿Estaban en la campaña sólo por mí?”. Esta pregunta iba directamente dirigida a ese 30% de personas que votaron por ella en las primarias y que ahora afirman, según las encuestas, que no votaran por Obama o peor aun que quizás voten por el candidato republicano.

Fue genial esa pregunta, porque en ese momento dejó a un lado el cruento enfrentamiento verbal que tuvo con el ahora candidato demócrata Barak Obama y pasó de la lucha casi personal al plano de las ideas y las convicciones intrínsecas en el pensamiento demócrata que ella tanto ha defendido a lo largo de sus más de 30 años de carrera política. En resumen, lo que le quería decir a sus seguidores indecisos era: más importante que yo - Hillary Clinton - son los ideales, y Obama está más cerca de ellos que McCain.´

Obama necesitaba ese apoyo de Hillary y lo tuvo, ahora hay que esperar en las próximas semanas para saber cual será el efecto del discurso pronunciado por esta brillante mujer. Las encuestas realizadas para medir la intención de voto de cara a las elecciones presidenciales de noviembre dan un empate técnico entre Obama y McCain, cosa que resulta preocupante para los demócratas, considerando el enorme desprestigio que tiene la actual administración de George W. Bush, y que sin embargo no se traduce en apoyo a la candidatura demócrata.

Mi temor es que el gran discurso de Hillary Clinton cause el efecto contrario, y aquellos indecisos en vez de seguir las exhortaciones de la ex Primera Dama, piensen en lo que se están perdiendo al no ser la Hillary la candidata demócrata. Si yo, que confieso mis simpatías hacia Barak Obama, al ver el discurso de ayer dije en mis pensamientos: ¡Guao! Esta señora hubiese sido una estupenda presidente de los Estados Unidos de América. Cuanto más no lo pensarían sus fieles seguidores.

Esperamos a noviembre, pero de cualquier manera afirmo: "No way. No how. No McCain".

jueves, 7 de agosto de 2008

Era atómica

Cuando era niño solía preguntarle a mi abuela cuales era los personajes más despiadados de la historia, ella me respondía: Adolfo Hitler y Harry Truman. El Führer era respuesta lógicamente esperada, pero ¿Truman?. ¿Porque no Stalin, Mussolini o Mao Zedong?. Mi abuela me respondía, él ordenó el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagazaki.

En los años ochenta del pasado siglo, cuando el mundo estaba inmerso en la guerra fría que enfrentaba a estadounidenses y soviéticos, aquellos que admirábamos la democracia y las libertades sentía simpatía por los valores “americanos” y no podía entender como un presidente de los Estados Unidos de América podía ser considerado como una de las personas más despiadadas de la historia. Siempre respeté a mi abuela Flor por ser una mujer culta e inteligentísima, pero no podía estar de acuerdo con ella en su valoración acerca del sucesor de Franklin Delano Roosevelt.

Hace 63 años en la mañana de un 6 de agosto de 1945, Little Boy hacía explosión a 600 metros sobre el centro de la ciudad japonesa de Hiroshima, siendo este el primer ataque nuclear de la historia de la humanidad, desgraciadamente no sería el último, tres días después, el 9 de agosto, Nagasaki sería arrasada por una segunda bomba atómica, aun más poderosa que la de Hiroshima.

Los defensores del ataque nuclear contra Japón sostienen que en realidad se salvaron vidas tanto estadounidenses como japonesas, alegando que una invasión convencional al Japón hubiese costada decenas de miles de bajas en el ejercito de los Estados Unidos de América y aún más bajas del lado japonés. Añaden también que los japoneses no se hubiesen rendido incondicionalmente de no haber sido atacados con tanta contundencia. Por último, el ataqué nuclear significó la revancha por el ataque sorpresa de Japón sobre Perl Harbor en Hawai.

Tratando de ver desde una óptica realista, desapegado de cualquier consideración moral o ética, los sucesos históricos y sus posteriores consecuencias, podrían dar razón a Truman y su Secretario de Estado. Japón se rindió el 14 de agosto, aunque no de forma incondicional, el Emperador no sería juzgado por crímenes de guerra (El propio Truman lo borró de la lista de personajes a enjuiciar) y se mantendría en su función. Japón, bajo ocupación estadounidense, gobernado durante más de 5 años por el impertérrito General Douglas MacArthur, instituyó importantes reformas en el sistema político japonés que se mantienen vigentes hoy en día. El país del sol naciente es en la actualidad un fiel aliado de los Estados Unidos y junto con el Reino Unido de la Gran Bretaña, son los aliados geoestratégicos idóneos en los flancos orientales y occidentales del continente euroasiático que sirven de puentes para la hegemonía estadounidense a nivel global.

Sin embargo, existen historiadores que hacen fuertes críticas al lanzamiento de sendas bombas nucleares. Los motivos que exponen son: Los japoneses en junio de 1945 ya habían intentado enviar un mensaje a través de Suiza comunicando su intención de rendirse, la cual no fue aceptada por Truman ya que esta no era una rendición incondicional.
Teller y Szilard, físicos que participaron en el proyecto para la creación de la bomba atómica, discreparon fuertemente sobre la utilización de la bomba afrimando que: “El usar el arma en un área civil sería una atrocidad”.

Varios científicos sugirieron la posibilidad de hacer una demostración a los japoneses en un área inhabitada para exponer el poder de la bomba y disuadirlos a rendirse sin necesidad de atacar zonas pobladas. Evidentemente el Alto Mando militar estadounidense rechazó esta propuesta.

Los críticos afirman también que después del enorme gasto que significó el “Proyecto Manhattan" este sería justificable solo si la bomba atómica fuera utilizada para decidir el resultado de la guerra. A lo que habría que añadir que el arma necesitaba ser probada en una ciudad para evaluar su potencial real, es decir, los habitantes de Hiroshima y Nagasaki fueron usados como “ratones de laboratorio”.

El mundo de la postguerra sería definido precisamente por el temor al holocausto nuclear. Después de 1945, otras naciones como la Unión Soviética, Inglaterra, Francia y China lograron desarrollar su propio programa nuclear.

Afortunadamente para la humanidad, nunca más otra ciudad ha sido atacada con armas nucleares. El peligro está latente, a pesar de haberse derrumbado el bloque soviético y desaparecido el espectro de una tercera guerra mundial, cierto es que nuevas naciones están procurando desarrollar armas nucleares lo que podría desestabilizar el sistema internacional tal como lo conocemos hoy en día.

Estadounidenses y soviéticos por muy poco evitaron el enfrentamiento nuclear que habría significado el fin de la raza humana. ¿Otras naciones serán capaces de no cometer errores que devengan en un horror nuclear?.

Espero que las lecciones de Hiroshima y Nagasaki disuadan a la humanidad para la erradicación total de este tipo de armas.
PD: Sigo en desacuerdo con mi abuela, Truman no es de los peores de la historia.