lunes, 7 de julio de 2008

El Genocidio en Ruanda de 1994



El pasado 5 de julio de 2008, presenté ésta ponencia en el SEMINARIO ESPECIALIZADO EN DERECHOS HUMANOS, CONFLICTOS ARMADOS Y JUSTICIA PENAL, organizado por FUNCEJI y la Universidad Católica de Santo Domingo.



El GENOCIDIO EN RUANDA DE 1994

1.- INTRODUCCIÓN

Primeramente deseo agradecer a FUNCEJI en la persona de su presidente el señor Cristhian Jiménez por la gentil invitación que ha tenido a bien cursarme para participar el día de hoy en este “conversatorio” que forma parte del Seminario especializado en derechos humanos, conflictos armados y justicia penal.

Los estudiosos de la historia tratan de explicar como y porque se produce un suceso en un momento y lugar específico, la historia trata de enseñarnos nuestros errores para que supuestamente no los repitamos. Explicar con rigor y disciplina histórica los hechos que sucedieron hace apenas 14 años en Ruanda, representa más que un reto para aquellos que quieran aproximarse a entender como en un período de 100 días un grupo étnico es capaz de aniquilar entre 800,000 a 1,000,000 de personas de otra etnia - hay que agregar más 500,000 mutilados que lograron sobrevivir - por el hecho de estos haber sido subyugados por sus victimas en el pasado.

Ciertamente la historia está plagada de sucesos de masacres y exterminio mutuo entre pueblos, naciones o civilizaciones que lucharon hasta conquistar o arrasar por completo al oponente. En pleno siglo XX se sucedieron dos guerras mundiales que representaron los puntos más bajos en los que ha podido llegar la humanidad en su irracional comportamiento agresivo y belicoso que ha sido su constante desde que se empieza a registrar la historia. Egipcios e Hititas hace más de 1200 años antes de Cristo luchaban entre si para lograr la hegemonía del mundo conocido por ellos. Desde esos tiempos al presente ya bien entrado el siglo XXI las guerras no han cesado. Pero también es cierto que hoy por hoy la humanidad como nunca antes en la historia repudia la guerra como forma de resolver los diferendos, y creo que esa esperanza cierta que albergan nuestros corazones de erradicar la guerra es lo que nos reúne en este recinto el día de hoy y es lo que nos anima a tener fe en que la paz reinará en nuestro planeta.

Regresando al tema central que esta mañana nos atañe, quisiera recordar unos extractos de las palabras pronunciadas por el Secretario General de las Naciones Unidas, el señor Kofi Annan, premio Nobel de la Paz en el año 2001. Este mensaje fue emitido el 7 de abril de 2004, cuando se cumplían 10 años del genocidio de Ruanda, cito:

(…) “Ni la Secretaría General de las Naciones Unidas, ni el Consejo de Seguridad ni los Estados Miembros, ni la prensa internacional, prestaron suficiente atención a la evidente acumulación de síntomas de desastre”. (…)
(…) “La comunidad internacional fracasó en Ruanda, y eso debe dejarnos con un sentido de amargo rechazo y pena permanente”.
(…) “En Tanzania, un tribunal penal de las Naciones Unidas, ha emitido veredictos pioneros, incluyendo en ser el primero en hallar a un ex jefe de gobierno responsable por genocidio y a periodistas, culpables de genocidio, y el primero en determinar que la violación fue utilizada como un acto de genocidio”.
(…) “el riesgo de genocidio permanece real de una manera alarmante” (…)
(…) “No podemos esperar hasta que lo peor haya sucedido, o esté todavía sucediendo, o firmar documentos inútiles o adoptar una cruel indiferencia. El mundo debe estar mejor equipado para prevenir el genocidio, y actuar decisivamente para frenarlo cuando falla la prevención”
(…) “Que las víctimas del genocidio puedan descansar en paz. Que nuestra existencia sea marcada de manera permanente por sus sacrificios. Y que esta tragedia nos lleve a ensayar, de manera conjunta, tratarnos los unos a los otros como miembros de una sola y misma familia humana.”

En mi ponencia trataré de mencionar los hechos históricos precedentes al genocidio, sabiendo de antemano que nada puede explicar o justificar semejante matanza, pero si nos puede brindar un panorama contextualizado de los hechos ocurridos en Ruanda entre los meses de abril a junio de aquel infausto año 1994.

2.- ANTECEDENTES HISTÓRICOS LEJANOS

2.1.- Primeros pobladores de la región que hoy ocupa Ruanda.

Debido que el genocidio tiene como componente principal cuestiones de carácter étnico vamos a mencionar cuales fueron los primeros grupos humanos que se establecieron en la región que hoy ocupa Ruanda.

Según los datos que se tienen actualmente fueron una tribu de pigmeos llamados Twa o Batwua los primeros en ocupar las regiones de Ruanda y Burundi, este pueblo se dedicaba principalmente a la caza. Los hutus comienzan a llegar de manera nómada a este territorio, cientos de años después que los twa, y se dedican principalmente a la agricultura. En los siglos XII y XIII comienzan a llegar los tutsi y durante aproximadamente 300 años los tres grupos convivieron pacíficamente.

Para los años del 1500 los tutsi comenzaron una cruel persecución y dominación sobre los hutus reduciéndolos a una especie de vasallaje. Con el correr de los tiempos los tutsi fueron afianzándose en lo más alto de la escala social y económica, a pesar de ser esta etnia inferior en cuanto al número de pobladores en comparación con los hutus que les superaban en números mas no en posición social y riqueza.

2.2 Reparto de África: Colonialismo alemán y belga.

Para el último cuarto del siglo XIX las potencias europeas comenzaron una renovada vorágine de apetitos imperial en la que África sería blanco dócil del poderío industrial y militar europeo. En 1884 y 1885 se llevó a cabo la Conferencia de Berlín para dilucidar los reclamos territoriales de las potencias europeas en África.

El recientemente unificado Imperio Alemán (1871), había llegado tarde al reparto imperial europeo debido a su crónico fraccionamiento desde los tiempos del Sacro Imperio Romano Germánico que mantenía a los reinos alemanes atomizados abandonándola a una posición de relativa debilidad frente a sus vecinos Francia, Inglaterra, Austria y Rusia que habían logra constituirse en Estados Nacionales e Imperiales que les permitió acumular territorios coloniales en el orbe entero.

Sin embargo la unificación Alemana causó un desequilibrio notable en la balanza de poder del Concierto europeo, por lo que pronto puso en movimiento los engranajes diplomáticos para hacerse un espacio en el reparto colonial mundial. Es así como Alemania logra adquirir un territorio de más de 2,500.000 Km2 en África, equivalente a los que hoy en día son: Ruanda, Burundi, Tanzania, Namibia, Camerún y Togo.

Para 1919, Alemania derrotada en la primera guerra mundial perdió su pequeño imperio colonial, adjudicándose a Bélgica el territorio de Ruanda y Burundi, que de hecho ya había ocupado militarmente desde 1916 durante la conflagración mundial. Finalmente en 1962 Bélgica, en marco del proceso de descolonización liderado por la O.N.U., finalmente se le concedió la independencia por separado a Burundi y a Ruanda.

Los gobernadores belgas en un principio dieron su respaldo al dominio de los tutsi en las relaciones socio-económicas que ya venía desempeñando desde hacía cuatro siglos atrás, aunque luego comenzaron a apoyar a los hutus debido a que los tutsi comenzaron exigir cada vez más poderes, actitud que resultó intolerable para los belgas.

Los términos tutsi y hutu están ligados a los acontecimientos históricos de Ruanda y los ruandeses se encuentran divididos entre dos opiniones distintas: si las denominaciones hutu y tutsi originalmente definían etnias o clases sociales.[1]

Es así como surgen los primeros movimientos políticos en Ruanda con un corte marcadamente étnico. Se forman entonces: La Unión Nacional Ruandesa (UNR), de tendencia antihutu, la Unión Democrática Ruandesa (RADER), el Partido del Movimiento de Emancipación hutu (Parmehutu) y la Avocación para la Promoción Social de las Masas (Aprosoma) de orientación antitutsi [2].

En la década de los cincuentas del pasado siglo comienza un proceso sistemático y organizado por parte de los hutus, para romper con su situación de inferioridad en el orden socio-económico en Ruanda y poder conseguir mayores igualdades y oportunidades en el reparto de la riqueza.

2.3 Fin del colonialismo belga: Ruanda Independiente.

Cuando ya se acercaba el fin del dominio colonial de Bélgica, en 1959 se produce una rebelión de los hutus contra los tutsis que se ven obligados a emigrar a los países vecinos. Ruanda que era una monarquía gobernada por tutsi ante la presión de los hutus, en 1961, tuvieron que aceptar la República como nueva forma de gobierno bajo control hutu. Miles de tutsi, la mayoría de ellos jóvenes, abandonaron Ruanda ante el creciente poder que comenzaban a tener los hutus, que ya habían logrado la independencia de Ruanda. En 1963 los tutsis exiliados atacan a la población hutu, acción esta que fue brutalmente reprimida por el ejército hutu, causando la muerte a miles de tutsis. Los sobrevivientes vuelven a emigrar.

En 1972 en Burundi, cuya población tutsi es superior a la de hutus, inició una masacre en la que aproximadamente 350,000 hutus fueron asesinados por tutsis, tragedia esta que contribuyó a que en Ruanda se exacerbara un odio anti-tutsi por parte de los hutus.

Los siguientes 20 años para Ruanda serían de tensa calma y relativamente buena convivencia entre hutus y tutsis.


3.- ANTECEDENTES HISTÓRICOS INMEDIATOS.

3.1 La Guerra de Ruanda 1990-1994

A finales de los años ochentas del pasado siglo, la hasta ahora estable economía de Ruanda fue afectada por la caída internacional de los precios del café, esta situación, aunado con la acusación de corrupción que hacían los tutsi al gobierno presidido por los hutus, y el excesivo gasto en defensa a pesar de la significativa reducción de ingresos por concepto de exportaciones, trajo como consecuencia el deterioro del ya tenso conflicto étnico. Por otra parte los tutsi exiliados denunciaban que no se les dejaba volver a Ruanda. Transcurría el año de 1989, y estos factores tanto externos como internos iban soliviantando, creando los gérmenes para un conflicto armado interno.

En octubre de 1990 tropas del Frente Patriótico Ruandés (FPR) invadió a Ruanda desde Uganda. El gobierno ruandés respondió al ataque con la ayuda de Zaire[3], Francia y Bélgica. Se inicia con esto el “caldo de cultivo” para el posterior genocidio de 1994.

El FPR cometió matanzas indiscriminadas en la población de Ruanda lo que obligó al desplazamiento de cientos de miles de personas, estas acciones tanto del FPR así como también las del gobierno Ruandés iniciaron una escalda de violencia que despertaron los sentimientos de odio y revancha acumulados durante siglos y que solo se habían calmado por poco menos de dos décadas.

Para distender el conflicto, el presidente de Ruanda Juvénal Habyarimana, perteneciente a la etnia Hutu, aprobó una nueva constitución que autorizaba el multipartidismo, en agosto de 1993 el presidente Habyarimana y el coronel Alex Kanyarengwe, del FPR, firmaron el Acuerdo de Arusha (Tanzania), sin embargo, motivado a la difícil situación de la seguridad nacional, ambos bandos pidieron el envío inmediato de una fuerza neutral. La O.N.U. intervino y en octubre de 1993, mediante Resolución Nº 872 del Consejo de Seguridad, se le dio el mandato a la UNAMIR hasta que se llevaran a cabo elecciones en Ruanda con miras al establecimiento de un nuevo gobierno, que estaba previsto que sucediera a más tardar en diciembre de 1995[4].

El Secretario General de la O.N.U. nombró al General de Brigada[5] Romeo Dallaire, Comandante de la misión UNAMIR al mando de 2,500 efectivos militares. El General canadiense en enero de 1994 comunica a sus superiores en el Cuartel General de las Naciones Unidas sobre un plan terrible con el objetivo de eliminar a los tutsi y hutus opositores del gobierno[6]. Al día de hoy no se tiene claro porque las advertencias del general Dallaire no fueron atendidas. En repetidas oportunidades solicitó recursos tecnológicos para identificar a través de satélites grandes movimientos de población, para identificar donde estaban trasladando a la gente antes de matarlos, y le fue negado una y otra vez.

El 6 de abril de 1994, es derribado por un misil (lanzado presuntamente por miembros del FPR) el avión presidencial de Ruanda, en el mismo viajaban Juvenal Habyarimana y Cyprien Ntaryamira, presidentes de Ruanda y Burundi respectivamente, ambos murieron junto con importantes miembros de ambos gobiernos, los dos presidentes eran pertenecientes a la etnia hutu. El camino para el desastre estaba allanado.


4.- EL GENOCIDIO



Para tener una idea general para y conocer en que consistió principalmente el genocidio en Ruanda, me permito citar in extensum el trabajo de Jesús Sordo Medina, titulado “El Genocidio en Ruanda”.

“Considerando todos los datos y testimonios que se poseen acerca del genocidio de Ruanda, hay que aclarar que éste no fue exactamente un genocidio de hutus por un lado contra tutsis, por otro, sino que una falange radical y mayoritaria de la etnia hutu fue la que preparó el aniquilamiento masivo tanto de tutsis como también de hutus moderados u opositores del régimen del Habyarimana y cercanos al FPR. Por lo tanto, el genocidio no fue solo de carácter étnico sino también político. Por otro lado no debemos olvidar que también hubo entre las víctimas miles de ciudadanos de la etnia hutu muertos a manos del FPR. Diversos testimonios nos aclaran que también los militares del Frente Patriótico Revolucionario cometieron asesinatos masivos. Pese a todo, está claro que los tutsis fueron masacrados: se eliminó al 75% de la etnia durante el genocidio”.[7] (Nota: las negritas son mías)

No cabe la menor duda que el genocidio en Ruanda fue planificado y organizado por el gobierno de Ruanda, de otra forma no se puede explicar el asesinato en masas de miles de personas - incluyendo mujeres y niños - diariamente durante cien días consecutivos. Sin embargo la responsabilidad del FPR no debe de desconocerse como causante de la violencia interna en Ruanda y sobre todo en cuanto al detonante final de la crisis como lo fue el asesinado de los presidentes de Ruanda y Burundi.

Hay fuertes indicios que nos llevan a pensar que el ejército Ruandés organizó y armó a los “Interahamwe”, que era grupos de hutus radicales, milicias paramilitares entrenadas por el ejército y armadas con machetes, granadas y pistolas. Esta “falange radical” fue creada en cada población, en cada familia hutu con las despiadada finalidad de llegado el momento comenzar la aniquilación de los tutsi y los hutus opuestos al gobierno.

La confirmación de la premeditación del genocidio en Ruanda nos los puede dar el asesinato de la Primera Ministro de Ruanda, Agathe Uwilingiyimana, quien era una hutu moderada, junto con soldados belgas de la ONU, este crimen fue perpetrado por la guardia presidencial ruandés, el 7 de abril de 1994, en la casa de la ministra. En los días sucesivos 20 de abril de 1994, Bélgica y otros países retiraron sus contingentes militares bajo mandato de la ONU, lo que redujo significativamente la presencia militar del UNAMIR de 2.165 a 270 efectivos[8]. Estas medidas fueron tomadas a pesar de que el Secretario General Boutros Boutros Ghali había invocado el Capítulo 7[9] de la Carta de las Naciones Unidas solicitando “El inmediato refuerzo de UNAMIR”. Por el contrario el Consejo de Seguridad vota unánimemente la reducción de las tropas acantonadas en Ruanda.

El retiro de las tropas del UNAMIR dejó en indefensión a los tutsis y hutus moderados ante las fuerzas del ejército ruandés, pero sobre todo le dio libertad al interahamwe para que comenzaran sin piedad alguna la carnicería humana y la violación de decenas de miles de mujeres.

Días antes de esta decisión del Consejo de Seguridad, el 9 de abril se había constituido en medio del caos reinante el gobierno de Jean Kambanda, en la que no se incluían ni tutsis, ni hutus moderados, es decir, los hutus radicales habían tomado el poder del gobierno de Ruanda. Dos días después, el 11 de abril la Cruz Roja Internacional emite un comunicado informando el asesinato de miles de personas en pocos días. El 21 de abril emitiría otro comunicado informando sobre cientos de miles de muertos. El 19 de mayo, según la Cruz Roja Internacional, las muertes ascendían a medio millón de personas.

La forma sistemática en que se cometieron estos crímenes descarta cualquier suposición de que el genocidio fue un acto espontáneo de hutus contra tutsis. Una vez más el general Dellaire nos ofrece un testimonio muy esclarecedor al respecto. Cito extractos del libro “Yo estreché la mano del diablo”, de la autoría de Romeo Dellaire:

(…) Resulta que los partidarios de la línea dura, dentro de los hutus, entre los que había gente del Gobierno provisional y del Ejército, habían comprendido muy bien que Occidente estaba obsesionado por Yugoslavia y por la reducción de sus fuerzas militares en misiones internacionales; que no querían implicarse en el centro de África (...).

(…) Yo podía suponer que Occidente no quería consagrar muchos recursos para asegurarse un papel de policía planetario, pero ellos tenían la certeza de que era así. Nos conocían mejor que nosotros a ellos. (…)

(…) Ellos, en cambio, sabían que los belgas se retirarían unilateralmente del país y que eso iba a ser un factor determinante para el resto de mi misión. Los mismos oficiales belgas no entendían por qué les sacaban del país cuando más necesarios eran. Ése es el momento que los radicales ruandeses están esperando para iniciar la masacre. Ellos saben que es el momento (…).

Si todavía existían dudas sobre el carácter premeditado de las matanzas este testimonio dado por una de las personas que vivió en el terreno de los hechos los eventos que se desarrollaban en esos infelices meses de abril, mayo y junio de 1994, nos ofrece una visión de que gobierno ruandés había sido tomado por radicales hutus que sabían muy bien que acciones tomar y conocían muy las reacciones del mundo occidental, es decir, sabían que los países desarrollados, en particular EE.UU, Francia y Bélgica, se cruzarían de brazos ante la menor amenaza de sus soldados bajo mandato de la ONU, lamentablemente no se equivocaron.

Si el mes de abril fue uno de confusión, inacción e infamia; mayo no lo sería menos. Después de tres semanas de infierno en Ruanda, la ¿Comunidad Internacional?[10] aun no se decide sobre que medidas tomar.

El 2 de mayo de 1994, el señor Koffi Anan, que se desempeñaba como Coordinador de las Operaciones de las Fuerzas de Paz de la ONU, se quejaba de la insuficiente cantidad de tropas de la ONU en Ruanda después del retiro de los belgas y recomendó que en el caso de que el Consejo de Seguridad aprobara el envío de más tropas, este contingente estuviera bien armado y que fuera capaz “de protegerse a si mismo”; finalmente sentenció: “aquí estamos viendo a personas que están siendo privadas de fundamentales derechos, el derecho a la vida, y da la impresión de que nada hacemos”[11].

El Secretario General Boutros Ghali, el 4 de mayo, ya se refiere a lo que sucede en Ruanda como un “genocidio”. Nadie hasta ese momento se había atrevido a utilizar semejante término ya que los líderes políticos de las principales potencias involucradas evitaban utilizar este término para no verse impelidas moralmente a actuar.

Evidentemente la ONU estaba tratando de enmendarse por no haber sido más enérgica en los meses anteriores a abril de 1994, cuando ya se había recibido desde enero de ese año varios informes por parte del comandante de la UNAMIR acerca lo que se venía planificando por parte del gobierno ruandés. Pero ya era demasiado tarde, las matanzas y violaciones se estaban llevando a cabo de manera sistemática y las potencias del mundo miraban hacia otro lado. Como cité anteriormente, ya para mediados de mayo la Cruz Roja contabilizaba para este momento medio millón de muertos.

Después de tres meses de iniciado el genocidio; en junio los tutsi organizan una guerrilla llamada Ejército de Liberación de Ruanda (ALIR) que contribuyó para que el Frente Patriótico Ruandés (FPR) lograra llegar a Kigali, capital de Ruanda, y expulsar al gobierno liderado por los hutus radicales a mediados del mes de julio de 1994. Esta toma de gobierno por parte de los tutsi produjo el desplazamiento de más de 2,000,000 de hutus que huyeron a Zaire.

Vendría ahora la larga, penosa y dificultosa tarea de establecer responsabilidades, contabilizar la cantidad de muertos y heridos, y lo más difícil de todo, comenzar con la reconciliación y la sanación del impacto psicológico que semejante catástrofe humana deja impresa en las mentes y sentimientos de los que vivieron esos más de 100 días en Ruanda.


5.- REFLEXIONES FINALES

Para los partidarios del realismo político (realpolitik) lo que sucedió en Ruanda es una prueba más de que las naciones del mundo toman sus decisiones en materia internacional basado en sus intereses nacionales y los líderes nacionales en sus intereses políticos particulares. Por lo tanto la moral, la ética y la solidaridad internacional no son más que palabras bonitas que caen en “saco roto” en el oído de las potencias hegemónicas cuando las “crisis” no afecta al status quo internacional y ciertamente no tocan sus intereses.

En el caso de Estados Unidos, debemos de recordar la humillación sufrida por EE.UU. en Somalia en el año de 1993, cuando perdieron 18 soldados que formaban parte de la misión enviada por la ONU a ese país africano sumido en el caos y la guerra civil. Sus soldados muertos fueron mostrados en T.V. siendo arrastrados por Mogadishu[12], causando un brutal impacto en la opinión pública estadounidense, históricamente susceptible en lo referente a la muerte de sus soldados en conflictos que no afectan sus intereses. Este hecho definitivamente fue de vital influencia en la decisión estadounidense de intervenir en conflictos africanos. Según Joan Casòliva y Joan Carrero, los Estados Unidos dieron entrenamiento militar a miembros del FPR en Uganda.

En 1998, en un viaje a Ruanda, el presidente Clinton reconoció que: “el mundo no hizo lo suficiente para evitar los horrores de las matanzas en ese país africano durante 1994, que causaron un millón de muertos” y posteriormente añadió: “En todo el mundo hubo gente como yo sentada en sus despachos que no apreciamos la magnitud y el vértigo con que nos vimos envueltos en este terror inconcebible”.[13]

Los franceses apoyaron al gobierno de Juvenal y abastecieron de armas a su ejército para que combatieran a las fuerzas de invasión del FPR. En junio de 1994 organizaron con autorización de la ONU la “Operación Turquesa”, que consistió en el envío de 2,500 soldados desde sus bases militares en África, contribuyendo a que pudiera llegar la ayuda humanitaria internacional.

En cuanto a la ONU es posible que estuviese sobrepasada en cuanto a sus recursos para lidiar con varias crisis internacionales simultaneas, pero todavía cabría la pregunta ¿Por qué enviar 60,000 soldados a Yugoslavia y solo 2,500 a Ruanda cuando la situación era potencialmente mucho peor en el país africano?.

El viernes, 6 de julio de 2007, la BBC mundo publicó una entrevista realizada al General Romeo Dellaire, en la que el ahora senador canadiense y asesor de la ONU sobre prevención de genocidios, hablaba sobre las responsabilidades de la masacre. Copio textual un extracto de la entrevista[14]:

¿Cuando piensa en Ruanda 13 años después, ¿quiénes son los principales responsables?

En primer lugar los ruandeses, que no llegaron a una solución política cuando tuvieron la oportunidad de hacerlo, a través del acuerdo de paz negociado en Arusha, Tanzania, con el apoyo de la comunidad internacional. No hay forma de negar que la principal responsabilidad es de los ruandeses.

Sin embargo, cuando los ruandeses que se vieron en medio de estas terribles circunstancias pidieron ayuda, la comunidad internacional los abandonó. Y en este sentido, como digo en mi libro, debemos mencionar como responsables en primer lugar a los estadounidenses y los franceses, seguidos por los belgas, la ONU, y luego todos los que simplemente no hicieron nada ante lo que ocurría.

¿Por qué menciona esos responsables en la comunidad internacional?

De acuerdo al mandato de la ONU, la misión tenía por objeto la implementación de un acuerdo de paz. Pero yo dije claramente, antes de que comenzara el genocidio, que enfrentábamos circunstancias totalmente diferentes. Y después de comenzado el genocidio, cuando necesité refuerzos para detenerlo, la comunidad internacional se negó a proveer a la ONU de los refuerzos necesarios.

Yo cometí errores en el terreno, el Secretariado de la ONU cometió errores y viviremos con ellos, pero los responsables en esta situación de abuso masivo de derechos humanos que se transformó en un genocidio fueron los estados soberanos que conforman la ONU y le negaron los medios para reaccionar.

¿Por qué habla en primer lugar de EE.UU.?

El principal motivo por el que hablo de los estadounidenses es que Bill Clinton había establecido tres semanas antes la política de que no intervendrían nuevamente en África salvo que fuera en el interés propio de Estados Unidos. Y Ruanda no tenía nada que ofrecer, así que decidieron no actuar.

Para finalizar deseo comentar que lamentablemente ni las potencias, ni la ONU, ni la comunidad internacional en general aprendió poco o nada de Ruanda. En Darfur, Sudán desde 2003 se están cometiendo crímenes que perfectamente podrían ser considerado como genocidio y sin embargo una vez más, al igual que en Ruanda, los principales líderes se lo piensan más de dos veces antes de pronunciar estas palabras para referirse a lo que sucede en Sudán.

Mi esperanza es que nuestra generación tome mejores decisiones que nuestros predecesores, tengo la certeza de que la humanidad se enrumbará definitivamente hacia una consciencia más elevada que nos lleven a defender los valores de Verdad, Libertad y Unidad para todas las personas sin distingos de sexo, etnias, religiones o nacionalidades. En el mundo de hoy esto podrá ser una utopía, pero estoy disuadido en la idea de que es posible erradicar las miserias del mundo, y prueba de ello es toda la gente joven que se ha reunido con el deseo de participar el día de hoy y el sábado que viene en este seminario.

Asociaciones como FUNCEJI, así como también muchos jóvenes en todo el planeta que están trabajando para cambiar positivamente al mundo, me convencen en la esperanza cierta del establecimiento de un mundo mucho mejor para nosotros, nuestros hijos y nietos.

¡El mundo necesita Paz!, ¡Paz para todo el mundo!,


Muchas gracias.


[1] Informe sobre Ruanda de la Chancillería Española.
[2] http://www.homohominisacrares.net/sec/historia/rwanda/ruanda1.htm
[3] República Democrática del Congo. Sin embargo nos referiremos a Zaire, ya que ese era el nombre del país en 1994. El 17 de mayo de 1997, cambió su nombre a la actual denominación.
[4] http://www.un.org/spanish/Depts/dpko/dpko/co_mission/oct_mar.htm
[5] El general Dallaire posteriormente asciende al grado de Teniente General.
[6] http://www.etikk.no/globaljustice/papers/GJ2003_Thomas_Pogge_Power_vs._Truth_-_Realism_and_Responsibility.doc
[7] El Genocidio en Ruanda, Jesús Sordo Medina. http://www.homohominisacrares.net/sec/historia/rwanda/ruanda3.htm
[8] http://www.un.org/spanish/preventgenocide/rwanda/infokit.shtml
[9] Sobre la Acción en caso de amenazas a la paz, quebrantamientos de la paz o actos de agresión. Artículos del 39 al 51 de la Carta de las Naciones Unidas. Se puede consultar los artículos en: http://www.un.org/spanish/aboutun/charter/chapter7.htm
[10] Deliberadamente he puesto en signo de interrogación Comunidad Internacional, puesto que todavía no logro conceptualizar este término y no acepto los comúnmente asignados.
[11] “... here we are watching people being deprived of the most fundamental of rights, the right to life, and yet we seem a bit helpless ..."
[12] Capital de Somalia
[13] http://www.clarin.com/diario/1998/03/26/i-04001d.htm
[14] http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_6274000/6274738.stm