Ayer, 26 de agosto de 2008, la senadora Hillary Clinton dio un maravilloso discurso en la Convención del Partido Demócrata que se celebra en Denver, Colorado. El auditorio estaba repleto de personas aplaudiendo de pie a la oradora estrella de la noche. La senadora Clinton varias veces trató de iniciar su discurso, pero la ovación era tal que se le imposibilitaba gesticular palabra alguna, solo acertaba a decir: “Thank you”. Su más que famoso esposo, el expresidente Bill Clinton, desde su asiento veía hacia el escenario con ojos llorosos visiblemente conmovido por el ambiente generado por la aparición en escena de su esposa.
El mensaje central era: ¡No McCain!; ¡No cuatro años más de administración republicana!. Pero lo que me pareció el punto clímax de su discurso fue cuando dijo: “Quiero que se pregunten a ustedes mismos: ¿Estaban en la campaña sólo por mí?”. Esta pregunta iba directamente dirigida a ese 30% de personas que votaron por ella en las primarias y que ahora afirman, según las encuestas, que no votaran por Obama o peor aun que quizás voten por el candidato republicano.
Fue genial esa pregunta, porque en ese momento dejó a un lado el cruento enfrentamiento verbal que tuvo con el ahora candidato demócrata Barak Obama y pasó de la lucha casi personal al plano de las ideas y las convicciones intrínsecas en el pensamiento demócrata que ella tanto ha defendido a lo largo de sus más de 30 años de carrera política. En resumen, lo que le quería decir a sus seguidores indecisos era: más importante que yo - Hillary Clinton - son los ideales, y Obama está más cerca de ellos que McCain.´
Obama necesitaba ese apoyo de Hillary y lo tuvo, ahora hay que esperar en las próximas semanas para saber cual será el efecto del discurso pronunciado por esta brillante mujer. Las encuestas realizadas para medir la intención de voto de cara a las elecciones presidenciales de noviembre dan un empate técnico entre Obama y McCain, cosa que resulta preocupante para los demócratas, considerando el enorme desprestigio que tiene la actual administración de George W. Bush, y que sin embargo no se traduce en apoyo a la candidatura demócrata.
Mi temor es que el gran discurso de Hillary Clinton cause el efecto contrario, y aquellos indecisos en vez de seguir las exhortaciones de la ex Primera Dama, piensen en lo que se están perdiendo al no ser la Hillary la candidata demócrata. Si yo, que confieso mis simpatías hacia Barak Obama, al ver el discurso de ayer dije en mis pensamientos: ¡Guao! Esta señora hubiese sido una estupenda presidente de los Estados Unidos de América. Cuanto más no lo pensarían sus fieles seguidores.
Esperamos a noviembre, pero de cualquier manera afirmo: "No way. No how. No McCain".
El mensaje central era: ¡No McCain!; ¡No cuatro años más de administración republicana!. Pero lo que me pareció el punto clímax de su discurso fue cuando dijo: “Quiero que se pregunten a ustedes mismos: ¿Estaban en la campaña sólo por mí?”. Esta pregunta iba directamente dirigida a ese 30% de personas que votaron por ella en las primarias y que ahora afirman, según las encuestas, que no votaran por Obama o peor aun que quizás voten por el candidato republicano.
Fue genial esa pregunta, porque en ese momento dejó a un lado el cruento enfrentamiento verbal que tuvo con el ahora candidato demócrata Barak Obama y pasó de la lucha casi personal al plano de las ideas y las convicciones intrínsecas en el pensamiento demócrata que ella tanto ha defendido a lo largo de sus más de 30 años de carrera política. En resumen, lo que le quería decir a sus seguidores indecisos era: más importante que yo - Hillary Clinton - son los ideales, y Obama está más cerca de ellos que McCain.´
Obama necesitaba ese apoyo de Hillary y lo tuvo, ahora hay que esperar en las próximas semanas para saber cual será el efecto del discurso pronunciado por esta brillante mujer. Las encuestas realizadas para medir la intención de voto de cara a las elecciones presidenciales de noviembre dan un empate técnico entre Obama y McCain, cosa que resulta preocupante para los demócratas, considerando el enorme desprestigio que tiene la actual administración de George W. Bush, y que sin embargo no se traduce en apoyo a la candidatura demócrata.
Mi temor es que el gran discurso de Hillary Clinton cause el efecto contrario, y aquellos indecisos en vez de seguir las exhortaciones de la ex Primera Dama, piensen en lo que se están perdiendo al no ser la Hillary la candidata demócrata. Si yo, que confieso mis simpatías hacia Barak Obama, al ver el discurso de ayer dije en mis pensamientos: ¡Guao! Esta señora hubiese sido una estupenda presidente de los Estados Unidos de América. Cuanto más no lo pensarían sus fieles seguidores.
Esperamos a noviembre, pero de cualquier manera afirmo: "No way. No how. No McCain".